¿Qué pasa en el cerebro de un perro reactivo?
El sistema límbico: la central emocional.
El sistema límbico es una parte primitiva del cerebro que regula emociones básicas como el miedo, la ira, el placer o la motivación. Incluye estructuras como la amígdala, el hipocampo y el hipotálamo. En un perro reactivo, este sistema funciona como un detector de amenazas hiperactivo. Cuando un estímulo es percibido como peligroso, la amígdala se activa de inmediato. No hay tiempo para análisis profundos: primero viene la emoción, después (si queda espacio) la razón.
El rapto emocional: cuando manda la emoción.
En un rapto emocional, el sistema límbico toma el control y “desconecta” al cerebro racional (la corteza prefrontal, encargada de procesar la información y tomar decisiones más pensadas). Esto significa que, en ese momento:
-El perro no puede escuchar ni responder a órdenes.
-Su cuerpo se prepara para luchar, huir o bloquearse (respuestas de supervivencia).
-Aparece una descarga hormonal y química: adrenalina, cortisol y noradrenalina, que aumentan la frecuencia cardíaca, la tensión muscular y el estado de alerta.
Es decir, lo que vemos como “mala conducta” no es más que un cerebro secuestrado por la emoción. Es muy importante que entiendas esto para que dejes de ver al perro reactivo como un perro desobediente o un mal perro. En ese momento NO PUEDE hacer otra cosa, su cerebro no se lo permite.
La reactividad canina tiene tratamiento, así que te voy a dejar dos consejos para que implementes cuanto antes:
1. Reduzcan la exposición a detonantes para evitar la activación constante del sistema límbico.
2. Tomen clases de adiestramiento para aprender habilidades de autocontrol y generar nuevos aprendizajes con los estímulos que hoy percibe como amenaza.
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¡Nos vemos en el siguiente post!